Jóvenes emprendedores: el motor de crecimiento que necesita América Latina

1 diciembre, 2017  /  Por:   /  Redacción  /  General   /   1121 Vistas

Nota tomada de INCAE

Después de la crisis de 2007-2008 la economía global sufrió una fuerte recesión. Muchos esperaban que la recuperación fuese rápida. Sin embargo, después de diez años la producción y el empleo han fallado en alcanzar los niveles previos a la crisis, avanzando a paso débil y lento. América Latina no ha sido la excepción. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) presentados en su informe Perspectivas económicas de América Latina 2017, la región experimenta una prolongada desaceleración económica. Nuestra tasa de crecimiento en 2015 y 2016 fue negativa (entre -0.5 y -1) y se espera sólo un ligero repunte para el 2017.

Por otra parte, la población de jóvenes en América Latina de edades entre 15 y 29 años supera los 163 millones, lo que representa la cuarta parte de la población de la región. Esta gran proporción de jóvenes representa una oportunidad sin igual para la región. Invertir en los jóvenes puede demostrar ser una manera para superar el estancamiento económico y reactivar nuestra economía.

Según un estudio realizado por Gallup en 2016, un quinto de la población de América Latina de entre 15 y 29 años tiene previsto abrir un negocio propio en los próximos 12 meses. Este estudio cita entre las cualidades de jóvenes emprendedores latinoamericanos el pensamiento crítico, competencias gerenciales y la capacidad de establecer objetivos concretos reales, colocándolos a la par con emprendedores en países desarrollados y en una posición de competitividad necesaria para el desarrollo y crecimiento de la economía.

Sin embargo, aunque nuestros jóvenes comparten capacidades y aptitudes con sus pares en países con economías más robustas, el apoyo a nuevos negocios en América Latina no es suficiente para satisfacer sus necesidades emprendedoras. Según el informe de la OCDE antes mencionado, los jóvenes empresarios afrontan importantes desafíos a la hora de acceder a instrumentos de financiación, desarrollar redes empresariales, acceder a nuevos mercados y superar múltiples barreras regulatorias.  No obstante, dichos obstáculos se pueden resolver diseñando e implementando políticas públicas inteligentes. Requerimos de un apoyo más completo por parte de los gobiernos de la región, que incluya instrumentos de financiamiento hechos a la medida de las necesidades de los jóvenes emprendedores, con requisitos más flexibles en materia de historial crediticio, garantías y riesgos.

También es necesario desburocratizar el proceso para constituir una empresa, ya que esto afecta el crecimiento de posibles empresas. Son necesarios casi el doble de procedimientos (9 procedimientos) y más del cuádruple de días (53 días) para constituir una empresa en América Latina que en países de la OCDE (5 procedimientos y 12 días). Disminuir estas barreras, tanto burocráticas como financieras, permitirá a los jóvenes emprendedores aventurarse a desarrollar nuevos proyectos, aumentando así su participación en la economía de la región. El emprendimiento y la creación de empresas son motores importantes de la estructura productiva de un país.

Así mismo, resulta vital que los gobiernos cuenten con un plan estratégico para el desarrollo de industrias claves e incentive y capacite a jóvenes emprendedores a desarrollar empresas en estas áreas donde ya el país posee una ventaja competitiva, por ejemplo el área de servicios y logística en Panamá o el área tecnológica y turismo en Costa Rica, y así facilitar la inserción de los emprendedores a estos mercados . Al introducir a los nuevos emprendedores dentro de los actuales clusters, se les facilita el acceso a información y redes empresariales nacionales e internacionales, para así aumentar la eficiencia y la competitividad de sus empresas.

América Latina posee la mayor población juvenil de su historia y tiene por delante la oportunidad y el desafío de prepararlos para alcanzar sus propias aspiraciones y convertirlos en motores de progreso. Estos jóvenes son potenciales catalizadores del crecimiento económico, la creación de empleo y la competitividad en la región. Es responsabilidad de los gobiernos de la región cerrar la brecha que existe entre el entorno emprendedor de la OCDE y la de América Latina, ya que las capacidades competitivas de nuestros emprendedores son un recurso que no puede ser desaprovechado si nuestro objetivo es reanimar la economía de la región. Por esto, resulta necesario entender que, a través del emprendimiento, los jóvenes pueden aumentar su capacidad de integración a los mercados laborales, acumular competencias y mejorar su propio bienestar y el de la sociedad.

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